El estilo Rococó nace en Francia a principios del siglo XVIII y se desarrolla durante los reinados de Luis XV y Luis XVI. Un estilo esencialmente decorativo
El Columpio de Jean Honoré Fragonard En el contexto de este movimiento artístico, el cuadro presenta un exquisito tema galante donde un hombre mayor empuja el columpio de una dama que mueve su falda mientras un noble observa la escena desde abajo. Es más que obvio que ella seduce y participa en actividades prohibidas; se podría decir que existe un paralelismo entre el vaivén del columpio y la volubilidad del amor femenino. Se deben observar las figuras mitológicas que decoran el jardín, el manejo de la luz que entra por las ramas, y en general, el lugar campestre donde se ubica la escena.
El término “rococó” deriva del francés rocaille, que puede traducirse como rocalla, dibujo en forma de valva de ostra, elemento principal de la decoración rococó. Esta forma, al combinarse con elementos vegetales, adquirió un carácter anti-naturalista y fantástico. Este tipo de decoración se empleó en los techos y en las paredes de los palacios, complementada con grandes espejos dorados y suntuosos cortinados.
Durante el reinado de Luis XV, el estilo presenta innumerable cantidad de curvas y contracurvas y es muy recargado; en la época de Luis XVI aparecen, en cambio, líneas rectas y ciertos elementos decorativos de origen greco-latino que se vinculan con el descubrimiento de la ciudad romana de Pompeya. Este gusto por una mayor sobriedad se relaciona también con la presencia del racionalismo burgués expresado en las ideas de la Ilustración.
En la pintura y la escultura los personajes son representados con mucha elegancia y la naturaleza está idealizada. La pintura desarrolló diferentes temas, entre los que predominaron el retrato, los temas mitológicos, las escenas cortesanas y el paisaje. Este último tuvo gran desarrollo en Venecia, donde pintores como Canaletto y Guardi captaron distintas vistas de la ciudad y diferentes ceremonias que se desarrollaban en sus calles y plazas. En Francia, lugar de origen del arte rococó, sobresalieron Watteau, Fragonard y Boucher, que pintaron escenas aristocráticas y cortesanas.
Estuco: Masa de yeso y agua de cola que se utiliza para hacer esculturas y relieves en muros y bóvedas, así como objetos que luego se doran o pintan. También recibe ese nombre la masa de yeso fino, cal apagada y polvo de mármol con la que se revocan paredes, que luego se pintan o barnizan.
Salón con decoración rococó de la academia del Teresianum, en Viena.
El mármol simulado, los estucos y las maderas pintadas son recursos decorativos habituales en el estilo rococó.
Vista de San Marcos desde San Giorgio Maggiore. (detalle)
Óleo de Canaletto (1697-1768).
Las pinturas de Canaletto constituyen un documento gráfico de gran exactitud. Al dibujo minucioso de los edificios y de otros elementos representados, Canaletto agregaba un cuidadoso trabajo para representar las características atmosféricas y los detalles de color. El conjunto, sin embargo, no sólo produce un efecto realista. La composición de la imagen y el uso del color le confieren teatralidad, un rasgo característico de la pintura del siglo XVIII.
Retrato de Mademoiselle Henriette. Óleo de Jean-Marc
Nattier (1685-1766), 1754.
El retrato fue el género pictórico más desarrollado durante el siglo XVIII. La monarquía y los miembros de la nobleza y la alta burguesía encargaban a los artistas retratos que expresaran sus ideales de vida. El retrato de Mademoiselle Henriette, princesa de la casa real francesa, muestra las características de estas pinturas destinadas a engalanar los ambientes de las residencias de la nobleza. Mademoiselle Henriette, vestida con ricas telas, aparece delante de un enorme cortinado mientras se dispone a tomar el cello. El pintor la ha retratado como si la hubiera sorprendido tocando música y ella en realidad no hubiera posado. Los instrumentos musicales presentes —detrás del cortinado se asoma un clave— sirven para convertir a la joven en una alegoría de la música.
Gules. Óleo de Antoine Watteau (1684-1721), 1717.
Watteau fue uno de los máximos representantes del arte rococó. En esta obra, cuya figura central es un payaso, rompe con los esquemas tradicionales de tomar como protagonista a un rey, a un santo o a algún otro personaje destacado.
sábado, 22 de mayo de 2010
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